El narco se expande en La Altagracia

Los juzgados y la corte de la provincia La Altagracia conocen diariamente por lo menos dos casos de drogas, el delito más común en esta jurisdicción: cuatro de cinco expedientes están vinculadas al narcotráfico.

El dato no es al azar, proviene del procurador fiscal de la provincia, Lucas Evangelista.
La Altagracia, antiguo centro mariano, de extraordinario fervor religioso y lugar de penitencias, ha cambiado del cielo a la tierra.
Tampoco el cambio es casual. De una provincia hatera y ganadera hasta hace apenas dos décadas, La Altagracia es la que mayor crecimiento demográfico registra en las últimas décadas. Del ganado y los pastizales, de pronto la demarcación dio un giro diametral hacia el turismo, y con la instalación de la industria del sector su población se multiplicó por dos en número de habitantes.
El boom del turismo trajo una enorme prosperidad y cambió de golpe y porrazo la vida de la demarcación.
A decir de los higüeyanos, la mucha gente trajo muchas cosas.
“A Higüey se le conocía por la virgen de La Altagracia, ahora se le conoce porque matan y porque roban; ya nada sorprende a la población”, dice Mario Rijo, un vendedor de los alrededores de la basílica.
Alrededor del 80 por ciento de los casos que se conocen en los tribunales de la provincia son por violación a la Ley 50-88 sobre drogas y sustancias controladas. Cada día acuden al Palacio de Justicia de Higüey entre 5 a 10 personas acusadas por ese delito.
“Los casos de drogas son el 75% a 80% de las audiencias diarias incluyendo las preliminares. Aquí, por ejemplo, el martes 27 de abril, hubo 36 audiencias preliminares y de esas el 75% fueron por la Ley 50-88”. Así se expresa el procurador fiscal, Lucas Evangelista.
Al ritmo que llegan los casos de drogas, los procuradores y adjuntos del municipio cabecera se han convertido en expertos en la ley de drogas que ocupa la mayoría de su tiempo.
Es el caso de Daniel Alberto Robles Nivar, quien se queja de su trabajo exclusivo: “Yo sólo subo a audiencia los lunes. Los lunes pueden llegar de 7 a 8 presos por violar la Ley 50-88, también pueden haber de 12 a 14, dependiendo”.
El tráfico de drogas vino con el crecimiento de la mano de obra en los proyectos hoteleros: miles y miles de dominicanos y haitianos, como en los tiempos del oro en California, se adueñaron de estos predios, y, conconcomitantemente con los empleados y obreros del sector, vinieron los buhoneros y las prostitutas.
La delincuencia desbordó los límites de la tolerancia. Es la queja de un comercio que se siente amenazado con los constantes robos y asaltos que se producen en la provincia, situación que va en consonancia con el aumento del tráfico y consumo de drogas. “Esto cada día se hace más invivible. La vida es menos segura. El turismo nos ha traído el crecimiento, pero también el narcotráfico”, se queja el comerciante Juan Pepén.
Abogados deben especializarse
Coincidencialmente, la semana pasada fue dejado en libertad Carlos Betancourt, preso por acusación de posesión de drogas, al imputársele que se le encontraron 14.3 gramos en su poder. Sin embargo, el tribunal alegó ilegalidad en las pruebas, debido a que las actas de la DNCD presentadas como pruebas estaban incorrectas.
De los seis casos que el Tribunal Colegiado de La Altagracia conocería, todos eran por drogas, y sólo éste se conoció debido a que los demás imputados no asistieron a la causa.
El mismo nivel de especialización de los magistrados viven los abogados en ejercicio, algunos dicen que llevan entre 10 y quince casos de drogas en cada trimestre.
De los hatos al turismo
De una sociedad hatera, donde Juan de Esquivel, conquistador de Jamaica, aportó para la primera ermita de la virgen de La Altagracia, la provincia pasó con los años a liderar el turismo nacional.
El Caribe
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